Cuando Global Americans comenzó a monitorear hace tres años la política exterior y el respeto por las normas liberales, los derechos humanos y la democracia, no imaginamos el nivel de fragmentación que atravesaría el consenso institucional. Empezamos con este esfuerzo con la intención de seguir la trayectoria y hacer rendir cuentas a los regímenes “rebeldes”, como Cuba, Venezuela, Ecuador y Nicaragua, que estaban formando alianzas con regímenes autocráticos a nivel global, desafiando a las normas de derechos humanos y democráticas a nivel global, y negándose a exponer las acciones de regímenes notablemente represivos como Corea del Norte. También comenzamos a observar a los denominados “facilitadores”, aquellos gobiernos electos—como la administración Kirchner en Argentina (2003-2015) o la administración del Partido dos Trabalhadores (PT) de Luiz Inàcio Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil (2003-2016)—que silenciosamente dieron un revés a temas de derechos humanos global y regionalmente, y que se abstuvieron de realizar votos clave en instituciones multilaterales que desafiaban violaciones flagrantes, implícitamente aliándose con los regímenes autocráticos de China, Irán y Rusia.
El mundo y la región han cambiado. Como hemos detallado a lo largo de este proyecto de tres años, la arena política y la normativa de la región han cambiado, quizás irreparablemente. Mientras que la elección del presidente Mauricio Macri ha reseteado el compromiso de la Argentina con la transparencia, el presidente ecuatoriano Lenin Moreno ha demostrado una ruptura inesperada con su predecesor, Rafael Correa. La región finalmente consolidó una mayoría en la OEA, por un voto, para denunciar las elecciones presidenciales fraudulentas en Venezuela y el deterioro político y humanitario en el país, mientras que otros países se han sumado a una tendencia creciente que se opone a las instituciones hemisféricas y multilaterales que velan por los derechos humanos.
Jamaica no se presentó a las audiencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre violencia estatal racial. En el momento de elaborar este informe, el presidente autocrático de Nicaragua, Daniel Ortega, y su vicepresidenta y esposa Rosario Murillo, continúan reprimiendo a los manifestantes y desafiando las invitaciones internacionales a la mediación. El ministro de asuntos exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, insultó abiertamente a otros ministros de asuntos exteriores que habían expresado legítimamente su preocupación sobre la crisis humanitaria en su país. Y Brasil, incluso durante la presidencia de Michel Temer, se abstuvo (y pasó página de los predecesores de Temer del PT) de condenar al gobierno iraní sobre sus prácticas de derechos humanos. Finalmente, Estados Unidos, durante la administración de Donald J. Trump, ha seguido mostrando una preocupante indiferencia hacia el protocolo, las normas internacionales y las instituciones multilaterales, dejando de viajar a la Cumbre de las Américas en abril de 2018 en Lima, Perú, y manteniendo una delegación de EE.UU. poco cooperativa en varias audiencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
En el informe que presentamos a continuación—el quinto en nuestra serie de estudios respaldados por el Fondo Nacional para la Democracia (NED por sus siglas en inglés)—presentamos el balance del compromiso hemisférico hacia las normas y procesos internacionales y regionales para proteger los derechos humanos y la democracia, es decir, detallamos “lo bueno, lo malo y lo feo”.