Estamos en medio de lo que es la más severa crisis, dicen mis amigos historiadores, desde el siglo XIX venezolano. Esta crisis es una herencia directa del chavismo, como modelo político, económico y social. Padecemos las consecuencias de un proyecto fracasado. Se trató de una revolución, sólo en el discurso, y termina hoy el país en una suerte de involución en todo sentido.
Expertos en temas electorales, como el argentino Daniel Zovatto, presentan gráficamente lo que se vive en países de autoritarismos electorales. Efectivamente se realizan elecciones, pero la competencia no es justa, ya que la cancha está totalmente inclinada para favorecer al régimen.
El régimen de Maduro sistemáticamente viola todos los estándares democráticos y ahora intenta obstruir el referendo revocatorio, jugando su última carta para sobrevivir políticamente. Sin referendo el chavismo apuesta por el autoritarismo. ¿Logrará perpetuarse en el poder?
Andrés Cañizález regresaba a Venezuela de un viaje a Costa Rica y nos cuenta sobre las vicisitudes y contratiempos de su ingreso al país.
When Venezuelans elected Hugo Chavez president in 1998 they wanted a revolution. Instead, what they got was the 1970s and all its social, economic and political ills all over again, but this time on steroids.
Hace algunos meses el principal empresario privado de Venezuela, Lorenzo Mendoza (Empresas Polar) le pidió al presidente Nicolás Maduro que tomara las acciones necesarias para reactivar la producción nacional y que se dejara del “bla, bla, bla”.
One thing in Venezuela is definitely not in short supply: presidential rhetoric. In fact, while the economy veers toward 700 percent currency inflation, Maduro’s never-ending daily national television speeches, if anything, have created hyperinflation of presidential verbiage.
